historia

Bienvenido al Palacio Ochagavía, una casona del siglo XVII ubicada en pleno centro histórico de la villa de Falces, Navarra.

Un lugar idóneo para disfrutar con los tuyos, descubrir, contemplar y exprimir el sosiego y las bondades del mundo rural, en un ambiente cálido y acogedor. El Palacio Ochagavía se asienta en una monumental casa que ha sido rehabilitada con mimo y a conciencia, logrando combinar perfectamente la elegancia original del siglos XVII y XVIII con las comodidades del siglo XXI. El resultado: máxima comodidad y armonía para poder disfrutar de una inolvidable estancia en una casa rural con carácter, personalidad y encanto.

 

Características de la Casa


 

Dormitorios: 4 dormitorios dobles y 1 dormitorio triple. Salón: Amplio salón-comerdor con TV y chimenea.
Capacidad: La casa tienes espacio para 12 personas. Exterior: Amplio patio con jardin y barbacoa.
Baños: 3 baños completos compartidos y 1 baños completo privado. Otros: Galería con terraza, sala de lectura, capilla, parking.

  

Historia de la Casa


 

Arquitectura civil del siglo XVII

 

El Palacio de Ochagavía, es aparentemente una típica construcción de la arquitectura civil del siglo XVII, en la Ribera de Navarra, motivo por el que forma parte del Catálogo Monumental de Navarra.

Pero, tras los muros de ladrillo, se descubre una casa única, singular, donde el paso de los siglos no parece haber hecho mella. Si los orígenes de la casa se hunden en el pasado de Falces, más lo hace la familia Ochagavía.

Desde el primer Ochagavía del que se tiene conocimiento documentado en el siglo XV hasta el siglo XX han pasado muchas generaciones, en lo que se ha conformado como toda una saga.

Todo ese recorrido dinástico conforma una sucesión de curiosidades familiares, pequeñas historias que al igual que en toda familia, hacen que sea única. Herencias, legados nobiliarios, matrimonios, muertes prematuras… se pierden en el tiempo al igual que el apellido originario de la casa, Ochagavía.

Encontramos entre los descendientes militares, canónigos, inquisidores, diplomáticos y una retahíla de títulos nobiliarios que han ido dejando en la casa su huella a través de los años. Múltiples detalles y artículos propios que han hecho concebir, ahora en pleno siglo XXI, un espacio singular manteniendo el encanto original.

En el 2006 la sociedad Lepidium decide comprar la casa a los herederos de doña Carmen San Cristóbal Ursúa, con el objetivo de rehabilitarla y conservarla para hacer de ella un lugar de encuentro, de celebración, un remanso de tranquilidad y disfrute de los pequeños detalles que surgen en la cotidianidad de la vida en el medio rural.

 
 

La Familia Ochagavía en Falces


 
escalera-entrada

El primer Ochagavía que aparece documentalmente en Falces es Arnaut Sanz de Ochagavía a mediados del siglo XV. Sus sucesores tendrán un destacado papel político y religioso tanto en la villa de Falces como fuera de ella. En el pueblo algunos fueron beneficiados de la iglesia parroquial Johan de Ochagavía Ruiz en 1504, Diego Ochagavía Badarán a finales del XVII; militares y regidores de la villa Arnal de Ochagavía Ruiz militar en 1503, Matías Ochagavía y Mauleón, alguacil de la Inquisición a comienzos de XVII, Bernardo Ochagavía y Monreal alcalde en 1706 y regidor de 1708 a 1717.

Fuera de Falces destacarán dos eclesiásticos: Pedro Ochagavía y Mauleón, canónigo de León y después de Salamanca en el siglo XVII y Pedro Ochagavía y Calchetas, catedrático en Huesca e inquisidor en Valencia y Barcelona en el siglo XVII.

Hay constancia de que en 1729 don Bernardo Ochagavía Arraiza se casó con doña Sebastiana Larrea Izco. Fruto de este matrimonio nacieron dos hijos: Bernardo y Manuela. Manuela se casó con don José Treviño Samaniego, tuvieron una hija: Isabel Treviño Ochagavía. Bernardo Ochagavía Larrea se casó con María Teresa Cortés Bayona, de Tafalla, en 1754. Un hijo de estos, Benito, se casó con su prima Isabel Treviño Ochagavía. Benito e Isabel tuvieron dos hijos: Salvador y Javiera.

Javiera Ochagavía Treviño se casó con Joaquín Ruiz de Bucesta en 1840, tuvieron dos hijos: Telesforo y Joaquín. Quedaron huérfanos muy pronto siendo su tutor y administrador el párroco de Falces don Julián Jaúregui, tal y como dejó indicado su abuela Isabel. Salvador Ochagavía Treviño se casó en 1827 con doña María Josefa Rodríguez de Arellano y Acedo, dueña de la cercana casa Acedo. Tuvieron cinco hijos: José María, Concepción, Josefa, Francisca y Lino.

Don Lino Ochagavía Rodríguez de Arellano, abogado por la Universidad de Zaragoza se casó con una hija del que fuera embajador de Isabel II, Rafael Giménez-Frontín, de Épila (Zaragoza). Fruto de este matrimonio nació Pilar, la futura marquesa de Saudín. Pilar se quedó huérfana muy joven, su tía Josefa, una de las hermanas de don Lino, la envío a Barcelona para educarla. Allí se casó, primero con Ramón Febrer que murió en la treintena. Después, viuda de Ramón, se casó con su hermano Antonio, también viudo y marqués de Saudín. Ambos mueren sin descendencia y sin testar por lo que los primos se repartirán la herencia, tanto lo que los Ochagavía tenían en Falces como lo que los Giménez-Frontín tenían en Épila.

Doña Josefa, hermana de don Lino, contrajo matrimonio en 1856 con don Julián Ursúa Irumberri. Tuvieron dos hijas: Julia y Carmen Ursúa Ochagavía. Doña Carmen se casó con don Miguel San Cristóbal y García de la Huerta, barón de San Vicente Ferrer, en 1902. Carmen, la baronesa, se hizo heredera de los bienes de su prima carnal Pilar, la hija de don Lino.

Uno de los tres hijos de la baronesa doña Carmen Ursúa Ochagavía, Carmen San Cristóbal Ursúa, y su marido el comandante, que llegó a coronel, fueron los que hicieron habitable la casa, ya que la baronesa tenía la casa para pasear por ella, prefería vivir en otra casa de la propiedad de la familia que estaba más cerca de la Iglesia.